No hay objeto tan feo que, en determinadas condiciones de luz y sombra o de proximidad con otras cosas, no parezca bello.
El pasado no tiene ninguna importancia, el presente no tiene ninguna importancia. Sólo el futuro importa, pues el pasado es lo que el hombre no debería de haber sido. El presente es lo que no debería ser. El futuro es lo que son los artistas.
Mientras la guerra sea considerada como mala, conservará su fascinación. Cuando sea tenida por vulgar, cesará su popularidad.
Muchos son los que obran bien, pero contadísimos los que hablan bien: hablar es mucho más difícil que hacer, y desde luego, mucho más hermoso.
Los hijos empiezan por tener amor a sus padres; pasado algún tiempo, los juzgan, rara vez los perdonan.
No hay más que una cosa peor que la injusticia, y es la justicia sin espada en la mano. Cuando el derecho no es la fuerza, es el mal.
Es absurdo tener una regla rigurosa sobre lo que debe o no leerse. Más de la mitad de la cultura moderna depende de lo que no debía leerse.
No hay libros inmorales. Los libros están bien escritos o mal escritos. Simplemente. Los libros que el mundo llama inmorales son libros que muestran al mundo su propia vergüenza.