Cuando hayamos descubierto las leyes que rigen la vida, nos daremos cuenta de que el hombre de acción se ilusiona más que el soñador.
Resulta de todo punto monstruosa la forma en que la gente va por ahí hoy en día criticándote a tus espaldas por cosas que son absoluta y completamente ciertas.
No hay nada como el cariño de una mujer casada. Es una cosa de que ningún marido tiene la menor idea.
Cualquiera puede simpatizar con las penas de un amigo; simpatizar con sus éxitos requiere una naturaleza delicadísima.
Los hombres aspiran al primer amor de las mujeres; las mujeres apetecen ser el último amor de un hombre.