Lo único horrible que hay en el mundo es el hastío. Éste es el único pecado sin remisión.
No ha logrado nadie averiguar de sí mismo, dónde empieza el hastío.
El hastío ha causado más víctimas que la voluptuosidad, más borrachos que la sed y más suicidios que la desesperación.
Un alma descontenta es como quien tiene gran hastío; por bueno que sea el manjar no comen con gran gusto.
El alma saciada desprecia el rayo de miel.
El hastío es un mal que no debe apreciarse a la ligera. Puede conducir a la auténtica desesperación. Las autoridades públicas adoptan precauciones contra él en todas partes como contra otras calamidades universales.