El que no ama el arte en todas las cosas, no lo ama en ninguna, y el que no lo necesita en todas las cosas, no lo necesita en ninguna.
Los buenos artistas lo entregan todo a su arte, y por consiguiente no tienen ellos mismos nada de interesante.
La belleza es una forma de genio, más alta, en verdad, que el genio, pues no necesita explicación. Es una de las grandes realidades del mundo, como el sol o la primavera, o el reflejo en el agua oscura de esa concha de plata que llamamos la luna. No puede ser discutida, tiene su derecho divino de soberanía.
La belleza es la única cosa que el tiempo no puede dañar. Las filosofías se derrumban como arena, las creencias pasan unas a otras, pero lo que es bello es un goce para todas las estaciones, una posesión para toda la eternidad.
Una sociedad se embrutece más con el empleo habitual de los castigos que con la repetición de los delitos.
La crítica es en sí misma un arte. Al igual que la obra del poeta o del autor, no puede ser más juzgada con un bajo criterio de imitación o semejanza. El crítico está en la misma relación con la obra de arte que critica, que el artista con el mundo visible de la forma y del color o del mundo invisible de la pasión y de la idea. Ni siquiera requiere para su perfección los materiales más ricos. Todo sirve a su propósito.
La crítica teatral inglesa contemporánea todavía no ha tenido un solo éxito, a pesar de asistir a todos los estrenos.