El que quiera cosechar en la vida felicidad y tranquilidad, no tiene más que desviarse de los caminos que conducen a la cultura superior.
La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar.
La esperanza anima al hombre prudente, pero engaña al presuntuoso y al indolente que confía demasiado en sus promesas.
No resiste ningún golpe la felicidad ilesa, mas las contrariedades curten y aun caído se lucha cuerpo a tierra.
Muchos quieren ser felices con condiciones, pero la felicidad sólo puede sentirse si no se le ponen condiciones.
El secreto de la felicidad no consiste en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer hacer siempre lo que se hace.