Aconsejar economía a los pobres, es a la vez grotesco e insultante. Es como aconsejar que coma menos el que se está muriendo de hambre.
Nunca debe uno fiarse de una mujer que le dice a uno su verdadera edad. Una mujer capaz de decir eso, es capaz de decirlo todo.
Los hombres quieren ser el primer amor de la mujer; las mujeres, más inteligentes, quieren ser el último amor del hombre.
El único miedo que tiene una mujer de reformar a un hombre es fastidiarle de tal modo que le haga perder todo posible interés por la vida.
En el mundo común de los hechos, los malos no son castigados y los buenos recompensados. El éxito se lo llevan los fuertes y el fracaso los débiles.