No conocemos a los hombres cuando vienen a vernos; tenemos que visitarlos a ellos para averiguar cómo son.
Cuando oigo hablar de ideas liberales, siempre me asombra ver cómo los hombres se entretienen tan a gusto con palabras huecas: ¡Una idea no puede ser liberal! Deberá ser vigorosa, excelente y perfecta en sí misma para que cumpla con la divina misión de ser productiva. Menos aún podrá ser liberal un concepto, pues tiene una tarea totalmente distinta.
No hay nada que despierte mayor compasión en este mundo que un hombre irresoluto fluctuando entre dos sentimientos.
Quien tenga mucho trato con los niños advertirá que ninguna acción externa sobre ellos queda sin su correspondiente reacción.
El más inquieto vagabundo acaba por añorar su patria, y encuentra en su choza, junto al pecho de su esposa, rodeado por sus hijos y en sus trabajos para procurarse el talento, la felicidad que en vano buscó por el vasto mundo.
La literatura es el fragmento de los fragmentos; sólo se ha escrito una mínima parte de todo lo acontecido y de todo lo dicho, y de lo escrito no ha quedado sino una parte ínfima.
La literatura universal es un término que ya está desprovisto hacia cierto punto de sentido. La época de la literatura universal está al alcance de la mano y cada cual debe esforzarse por apresurar su llegada.
Las matemáticas no pueden eliminar ningún prejuicio, ni moderar la testarudez, ni atenuar el espíritu de partida; no pueden hacer nada en el ámbito moral.