El logro supremo sería comprender que todo lo fáctico es ya teoría. El azul del cielo nos revela la ley fundamental de la cromática. No se busque nada detrás de los fenómenos: ellos mismos son la teoría.
Sólo envejeciendo se vuelve uno más tolerante; no veo cometer ningún error que yo mismo no hubiera cometido.
Todo hombre sabe apreciar lo vivido; es especial el que piensa y medita al llegar a la vejez; siente con agrado y total confianza que ya nadie podrá arrebatárselo.
La verdad es semejante a Dios: no se revela inmediatamente, sino que debemos adivinarla a partir de sus manifestaciones.
Lo falso tiene ventaja de que siempre se puede charlar sobre él; lo verdadero hay que aprovecharlo enseguida, si no se desvanece.
Muchas veces, después de vivir largamente en un país, cuando nos marchamos de él, saturados de su esencia y creyendo que ya lo sabemos todo, es cuando nos ofrece las facetas más inesperadas y nuevas.