El hombre más feliz es el que encuentra paz en su hogar.
El hogar es la mejor de las escuelas, no sólo en la juventud sino también en la vejez.
El trabajo de un hombre a favor del hogar consiste en asegurar el sustento; el progreso y la defensa; por parte de la mujer, garantizar el orden, la comodidad y la amabilidad.
El hogar es la primera escuela.
Es dulce el oír cómo ladra el fiel perro que está de guardia y nos da la bienvenida al acercarnos a nuestro hogar; es dulce saber que hay un ojo que nos verá y brillará más a nuestra llegada.
No estés mucho tiempo lejos del hogar.
Es el hogar doméstico donde se forman los sentimientos y los hábitos que constituyen la felicidad pública.