El trabajo de un hombre a favor del hogar consiste en asegurar el sustento; el progreso y la defensa; por parte de la mujer, garantizar el orden, la comodidad y la amabilidad.
Es dulce el oír cómo ladra el fiel perro que está de guardia y nos da la bienvenida al acercarnos a nuestro hogar; es dulce saber que hay un ojo que nos verá y brillará más a nuestra llegada.
Es el hogar doméstico donde se forman los sentimientos y los hábitos que constituyen la felicidad pública.