De igual modo que una vela enciende a otra y así llegan a brillar millares de ellas, así enciende un corazón a otro y se iluminan miles de corazones.
El cristianismo, con su doctrina de humildad, de perdón y de amor es incompatible con el Estado, con su altanería, su violencia, sus castigos, sus guerras.
Tratamos de librarnos de nuestros deberes para con el prójimo cuando sin este sentimiento viviríamos como las bestias.
La dicha del hombre consiste en observar las reglas y condiciones por las cuales se consigue el bien de todos los hombres.
Sucede a veces que se discute porque no se llega a comprender lo que pretende demostrar nuestro interlocutor.
Si en los instantes tristes de mi vida pudiese entrever siquiera la sonrisa de mi madre, estoy convencido de que no conocería la desgracia.
El ejército ha sido siempre la base del poder y lo sigue siendo. El poder está siempre en manos de los que tienen el mando del ejército.
El secreto de la felicidad no consiste en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer hacer siempre lo que se hace.