La conciencia es como un huésped pesado que gira siempre, pero con el que salvo en algunos casos gravísimos, uno termina por entenderse.
El tener la conciencia tranquila de no haber cometido faltas graves durante la vida, es lo que puede proporcionar mayor satisfacción a la vejez.
La conciencia demasiado lúcida es una enfermedad; en todo tiempo le bastaría sobradamente a cada individuo la simple conciencia.
No debe permitirse a sí mismo nada que vaya contra la propia conciencia o contra la conciencia pública.
No hay testigo tan terrible ni acusador tan potente como la conciencia que mora en el seno del hombre.
Lo que hice honradamente, guiado por la regla imparcial de mi conciencia; por eso no me veréis mendingar un perdón vergonzoso e incierto.
La vida es incompatible con la conciencia, pues apenas hay conciencia y enseguida se comprende que nacer es una maldición y vivir es pecado.
La conciencia es un instinto que nos lleva a juzgarnos a nosotros mismos a la luz de las leyes morales y no a una mera facultad.
Es agradable permanecer solo consigo mismo el mayor tiempo posible cuando se ha llegado a la sabiduría de gozar su propia conciencia.