El afán de riquezas oscurece el sentido de lo justo y lo injusto.
El tener la conciencia tranquila de no haber cometido faltas graves durante la vida, es lo que puede proporcionar mayor satisfacción a la vejez.
¡Cómo! ¿Qué se ha casado? ¡Y pensar que lo dejé gozando de tanta salud!