Ideas geniales son aquéllas de las que lo único que nos sorprende es que no se nos hayan ocurrido antes.
El hombre más situado para triunfar no es el que sabe dominar sus pasiones, sino el que sabe dominar las pasiones ajenas.
El secreto para ganar consiste en tener buenas cartas; lo malo es que no hay ningún secreto para tener buenas cartas.
Muchos fracasos provienen de haber olvidado que las cosas sólo se arreglan cuando están estropeadas del todo.
El hombre pasa la mitad de su vida haciendo cosas que no sabe hacer, y la otra mitad quejándose de que los otros hagan igual.
Lo malo de mucha gente no es una falta de ideas, sino un exceso de confianza en las pocas que tienen.
De muchas ideas nuestras no nos habríamos enterado jamás, si no hubiésemos sostenido largas conversaciones con los otros.
No hablaríamos tanto en sociedad si nos diéramos cuenta del poco caso que hacemos a los otros cuando hablan.