La conciencia es como un huésped pesado que gira siempre, pero con el que salvo en algunos casos gravísimos, uno termina por entenderse.
Prefiero el testimonio de mi conciencia a cuentos puedan hablar de mí.
La conciencia surge de las oposiciones.
El tener la conciencia tranquila de no haber cometido faltas graves durante la vida, es lo que puede proporcionar mayor satisfacción a la vejez.
El pensamiento de morir y el enigma de lo que habrá después, es el latir de mi conciencia.
La conciencia recta de las mentiras de la fama.
La conciencia demasiado lúcida es una enfermedad; en todo tiempo le bastaría sobradamente a cada individuo la simple conciencia.