La juventud no se atreve a mirarse en el espejo de la conciencia cuando se inclina del lado de la justicia, mientras que la edad madura ya se ha visto en él; ésa es la diferencia entre ambas fases de la vida.
El matrimonio es un combate a todo evento, antes del cual los dos esposos piden al cielo su bendición, porque amarse siempre es la más temeraria de las empresas.
Son las cualidades, y no la belleza de una mujer, lo que hace felices los matrimonios. La mujer que nos quiere sabe hacerse hermosa.
En un marido no hay más que un hombre; en una mujer casada hay un hombre, un padre, una madre y una mujer.
Es mucho más fácil quedar bien como amante que como marido, porque es mucho más fácil ser oportuno e ingenioso de vez en cuando que todos los días.
Oíd esta verdad: vuestras ciencias más exactas, vuestras más atrevidas meditaciones y más hermosas de donde brota la verdadera luz.
Cree en el corazón de tu madre; los caminos tortuosos no conducen a nada bueno; la paciencia y la resignación deben ser nuestras principales virtudes.
Para el hombre, el pasado se asemeja singularmente al porvenir; contar lo que fue, es tanto como decir lo que será.