El placer y el dolor son los únicos resortes de los actos del hombre y lo serán siempre.
Existe también una especie de placer pariente de la tristeza.
Sin verdaderas necesidades no hay verdaderos placeres.
El placer no está en las cosas, sino en nosotros mismos.
Considera en cada placer no cómo comienza sino cómo termina.
El exceso del placer no es placer.
Los placeres raros son los que más nos deleitan.
Nuestros órganos son los ministros de nuestros placeres.
Los placeres deben colocarse en la vida lo mismo que las comas en una frase.
Todo placer languidece cuando no se disfruta en compañía.
El gusto no está en el placer continuo sino en el cambio de placeres.
Disfrutar de todos los placeres es insensato; evitarlos insensible.
De la fuente misma de los placeres brota no se sabe qué amargura.
Quien no sepa dar variedad a nuestros placeres, no nos proporcionará nunca placer.
El placer priva de sus facultades al hombre tanto como el dolor.
Raramente se halla el placer donde se busca.
El placer que acompaña al trabajo pone en olvido la fatiga.
Todo placer esperado es mayor que el obtenido.
Una vida de placer es, precisamente, una vida menos placentera que pueda existir.
Los placeres sencillos son el último refugio de los hombres complicados.