Son las cualidades, y no la belleza de una mujer, lo que hace felices los matrimonios. La mujer que nos quiere sabe hacerse hermosa.
Veinte años de ilusión convierten a una mujer en una ruina; pero veinte años de matrimonio la transforman en algo así como un edificio público.
A los hombres que están desesperados, cásalos, en lugar de darles sogas; morirán poco menos que ahorcados.