Nada infunde más ánimos en la adversidad que la meditación de los hechos ejemplares de los grandes hombres.
Del dolor y de la aflicción es de donde la raza humana ha aprendido los secretos de la ciencia, de la filosofía y de la religión.
Es durante los momentos de desocupación cuando el carácter se debilita y las mejores resoluciones se esfuman.
El crimen es generalmente un producto de la ociosidad social; muchas veces es una lesión moral que se curaría aserrando madera.