La mejor oración consiste en no dar cabida a un pensamiento que no esté animado por el deseo de conformarse a la voluntad de Dios.
Los pensamientos son el alimento; los sentimientos, el aire vital, y los actos de la voluntad representan los ejercicios más intensos de la vida espiritual.
Ciertos pensamientos son oraciones. Hay momentos en que cualquiera que sea la actitud del cuerpo, el alma está de rodillas.
Los pensamientos son como tapices plegados o arrollados; la conversación los despliega y los pone a la luz del día.
El pensamiento nos consuela de todo y todo lo remienda; si alguna vez os hace mal, pedidle el remedio de éste y os lo dará.