Yo tengo más conciencia, ¿tendré menos libertad?
Desmintiendo a quien murmura que se embotan los aceros en el corte de las plumas.
Llorar de placer se suele, / y es que en nuestro corazón / hay siempre una vibración / que, aun con el placer, nos duele.
¿Qué villano no ha sido malicioso?
El mejor amigo, el mar; La mejor lisonja, el viento.
Porque tienen de su parte / mucho poder las mentiras / cuando parecen verdades.
Siempre la música fue / el imán de mis sentidos.
Pues quien vive sin pensar no puede decir que vive.
Que lo que se escriba aprisa no lo murmuréis despacio.
Que quien no sabe querer sea mármol, no mujer. A la que me quiere, quiero, y a la que me olvida, olvido.
Que a quien la razón no vale, ¿qué vale tener razón?
Que no pienses aprisa, sólo es lo que te aconsejo.
A quien le daña el saber, homicida es de sí mismo.
Que de la boca al oído está el peligro de un secreto.
Fingimos lo que somos, seamos lo que fingimos.
Pues soberbia será de todos modos querer saber tú solo más que todos.
No puede el que vence, sin riesgo de decir que vence.
El valor es el hijo de la prudencia, no de la temeridad.
Venciste, mujer, venciste con no dejarte vencer.
La mayor victoria está en vencerse a sí mismo.