Fingimos lo que somos, seamos lo que fingimos.
Cuando no se piensa lo que se dice es cuando se dice lo que se piensa.
El que se adelanta a confesar el derecho propio, cierra la boca a los demás; no es desprecio a sí mismo, sino heroica bizarría; y al contrario de la alabanza, en boca propia se ennoblece.
La sinceridad es una escapada del corazón. Pocas personas hay sinceras y las que lo parecen de ordinario es que disimulan hábilmente para conquistar la confianza de las demás.
Nadie confiesa sus culpas si no espera que le sean perdonadas, y las mujeres menos,
La sinceridad cuesta mucho. Creemos muchas veces que somos sinceros y no lo somos.
La sinceridad no es el privilegio de los que yacen en la servidumbre del odio y del deseo.