Y es que en el mundo traidor / no hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira.
En la enorme mayoría de los casos se miente por amabilidad. Se desea producir en el oyente una impresión estética, agradable, entonces se miente, incluso sacrificándose.
La mente es lo absoluto del mal. Mentir poco no es posible; el que miente, miente en toda la extensión de la mentira; la mentira es precisamente la forma del demonio. Satanás tiene dos nombres: se llama Satanás y se llama Mentira.
Se puede perdonar a la pobreza su debilidad, a la utilidad su imperio, pero la mezquindad o la mentira no deben encontrar más que desprecio.
¡Permitid, señora conciencia, que nunca falte una amable mentira en nuestros labios cuando alguien llegue a pedirnos una opinión sincera!