Cuánto más se sabe, más se desea aprender. Con el saber crece paralelamente la sensación de no saber o, mejor dicho, de saber que no se sabe.
En los días actuales muchos hombres doctos dicen y escriben más de lo que saben; en los tiempos pasados, algunos de ellas sabían más de lo que escribían.
El saber confiere a los hombres poderes inmensos; el que sabe está siempre en capacidad de dominar al que no sabe.