Un hombre muy enamorado nos hace soñar; un hombre muy enamorado de su mujer nos hace sonreír.
Que quien no sabe querer sea de mármol, no mujer. A la que me quiere, quiero y a la que me olvida, olvido.
Hay quien ha venido al mundo para enamorarse de una sola y determinada mujer y, consecuentemente, no es probable que tropiece con ella.