Lo que pensamos de los muertos sólo tiene importancia por lo que la muerte nos hace pensar de la vida.
Pensar que una esposa, un amigo, no valen el prolongar la existencia y obstinarse en morir, es propio de egoístas.
Cuando sea llegada mi hora moriré; pero moriré como debe morir un hombre que no hace más que devolver lo que se le confió.
¿No sabes que la fuente de todas las miserias, para el hombre, no es la muerte, sino el miedo a la muerte?
Todo es pensar en nuestra vida, todo es adiós, todo es partir, y es morir tanto nuestra vida, que lo de menor es morir.
Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte.
...y era la muerte, al hombro la cuchilla, el paso largo, torva y esquelética, tal cual yo era niño e imaginaba.