Mucho más que los intereses, es el orgullo el que nos divide.
Vivir para otros no es sólo del deber, sino también ley de la felicidad.
Lo esencial para ser feliz es mantener siempre bien colmado el corazón, incluso de dolor. Sí, incluso de dolor, y aun del dolor más amargo.
El verdadero gusto jamás existe sin disgusto.
La humanidad está compuesta por muchos más muertos que vivos.
Los muertos gobiernan a los vivos.