La acción sin cordura es siempre desastrosa.
Calumniar a una tercera persona se interpreta generalmente como un cumplido entre dos que hablan, y es la base de todos los chismes femeninos. Revelar dos personas que les desagrada otra es una cómoda manera de expresar que se agradan mutuamente.
Tres cosas distinguen al hombre de carácter superior: no le afligen las preocupaciones, nada le causa asombro y no tiene temores.
Al que gusta de criticar todos los asuntos, no debe mostrársele ninguno.
La mayor parte de las dichas humanas sólo reside en dos cosas: estar libre de enfermedades del cuerpo y libre de las preocupaciones del espíritu.
Pasa por la vida jugando y cantando, y cuando llegue el dolor y sobrevenga el infortunio, acéptalos con una sonrisa.
Un hombre educador es el que tiene los amores y los odios juntos.
Los grandes hombres cometen grandes errores y los pequeños, pequeños; sólo que a los grandes les gusta señalar los errores de los pequeños, pero no que éstos señalen los suyos.
El éxito puede obtenerse diciendo grandes mentiras, si son bastante grandes y se repiten con frecuencia.
De todos lo derechos de las mujeres el más grande es el de ser madre.
Lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; al que piensa con pureza, la felicidad le sigue como sombra y nunca lo abandona.
La mayor parte de las dichas humanas sólo reside en dos cosas: en estar libre de enfermedades del cuerpo y libre de preocupaciones del espíritu.
Quien sabe bien lo que quiere, es un hombre feliz.
La fuerza crea resentimientos y odio en quienes la sufren y corrompe a quienes la aplican; así invita a un uso mayor de fuerza que acaba en brutalidad.
Si la filosofía tiene algún valor, es el de enseñar al hombre a reírse de sí mismo.
La serenidad y la cordura constituyen los principios de la sabiduría y la felicidad.
Es importante que el hombre sueñe; pero lo es igualmente que pueda reírse de sus sueños.
