El dolor es la sustancia de la vida y la raÃz de la personalidad, pues sólo sufriendo se es persona.
No hay nada más adecuado con los fines del universo que el dolor; jamás un dÃa en que se sufre es un dÃa perdido.
Existe entre el dolor y la inteligencia una relación tan Ãntima que los seres más inteligentes son los más aptos para el sufrimiento.
Todo dolor es despreciable pues el que conlleva un intenso sufrimiento dura breve tiempo y el que se detiene mucho en el cuerpo, causa una débil fatiga.
Nada ocurre en la vida humana excepto el dolor, pues aun la esperanza que para muchos es una ayuda, es para otros engaños de fútiles anhelos.
El dolor no puede medirse por la causa, sino por el efecto. Con igual amargura llora el niño codicioso de un juguete, que el hombre fallido en sus ambiciones.
Nadie aprende a vivir por la experiencia ajena; la vida serÃa aún más triste si al empezar a vivir supiéramos ya que sólo vivirÃamos para renovar el dolor de los que vivieron antes.
El trabajo es el mejor médico del dolor. En los afanes o en el desengaño, trabaja obstinadamente: tú mismo podrás experimentarlo.
El dolor acompaña al amor como parte de su ser, como el aspecto terreno de esa divina realidad que es el amor.