Al educar al niño se debe pensar en su vejez.
Cuando se escribe con facilidad, se cree tener más talento del que se tiene.
Nada hace más honor a una mujer que su paciencia, y nada la honra menos que la paciencia de su marido.
Si la fortuna quiere ser estimable a un hombre, le da virtudes; si quiere hacerlo estimado, le da éxito.
Si la fortuna quiere hacer estimable a un hombre, le da virtudes; si quiere hacerlo estimado, le da éxito.
Eléxito es un pedestal que hace ver a los hombres más agradables de lo que son.
Para vivir feliz, y siempre semejante a sí misma, una mujer bonita debe morir joven.
Hay un derecho del más sabio, pero no un derecho del más fuerte.
La justicia sin fuerza y la fuerza sin justicia son do grandes desgracias.
Unos gustan decir lo que saben; otros, lo que piensan.
Hay espíritus aventureros que no esperan ni reciben sus ideas, sino del azar.
Las ilusiones construyen la única cosa que nos ayuda a vivir; por ello, debemos respetarlas en los demás como en nosotros mismos.
El que tiene imaginación sin erudición, es como el que tiene alas y carece de pies.
La indulgencia es una parte de la justicia.
La perfecta inocencia es la perfecta ignorancia.
El mayor inconveniente de los libros nuevos es que nos impiden leer los antiguos.
La literatura de los pueblos comienza por las fábulas y termina por las novelas.
Una de las desgracias de nuestra literatura es que los más sabios no tienen ingenio y que nuestros hombres de ingenio, no son precisamente sabios.
Para descender dentro de nosotros mismos, precisa ante todo subir.
La memoria es el espejo donde vemos a los ausentes.
