Cuando se teme mucho lo que puede llegar, se experimenta cierto alivio cuando llega.
El odio entre los dos sexos no se extinguirá jamás.
Cierra los ojos y verás.
Antes de utilizar una bella palabra, hazle buen sitio.
Las palabras, como los vasos, oscurecen lo que no ayudan a ver mejor.
Es preciso considerar el pasado con respeto y el presente con desconfianza, si se pretende asegurar el porvenir.
En el hombre no hay de bueno más que sus sentimientos jóvenes y sus pensamientos viejos.
Los que temen al placer son más que aquellos que lo odian.
Si no se procede con mucho tiento es fácil condenar a los desgraciados.
No se puede encontrar poesía en nada cuando no se lleva consigo.
Cada cual es su propia parca e hila su porvenir.
La prudencia es la fuerza de los débiles.
El pudor ha inventado los adornos.
Parece que los pueblos gustan de los peligros, y cuando no los tienen los inventan.
Una máxima es la expresión exacta y noble de una verdad importante e incontestable. Las buenas máximas son los gérmenes de todo bien; fuertemente grabadas en la memoria, nutren la voluntad.
Podemos lamentar la religión de los demás pero nunca reírnos de ella.
Molière es cómico a sangre fría; hace reír y no ríe. Éste es su mérito.
Dios ha ordenado al tiempo que consuele a los desgraciados.
La vanidad no atiende razones sino cuando está satisfecha.
Cuando se llama inútilmente a las puertas de ciertas verdades, es preciso entrar por la ventana.