Hay en el espíritu humano muchas fuerzas que permanecen latentes hasta que la ocasión las despierta y aviva.
La fuerza es confianza por naturaleza. No existe un signo más patente de debilidad que desconfiar instintivamente de todo y de todos.
Por la fuerza se puede rebajar a otros o impedir que sean rebajados; pero elevados sólo lo consigue la educación.
Su piedad es dura; su brazo aplasta: no busquéis el apoyo del fuerte, no estrechéis jamás la mano titánica.
No existe criatura alguna que no tenga más fuerzalos pesares que para resistir la extrema felicidad.
La fuerza jamás oprime una idea durante mucho tiempo, pues una idea oprimida no tarda en ser generadora de fuerza.
Contra la fuerza se necesita emplear la fuerza; contra las situaciones de hecho, no hay más que la acción directa.