Para quien ama la lisonja, es enemigo el que no es adulador.
Es bajeza de ánimo, dice excelentemente Bacon, dirigir las acciones a la conveniencia propia, como a centro suyo.
La lengua francesa, digámosla así, se desliza, la española, golpea.
Porque alguno encuentra alguna veta de oro cavando la tierra, sería locura ocuparse en abrir pozos en los cerros.
De la hermosura de las mujeres no sé qué fruto importante se saque, si no es que sea por accidente.
Sólo los que saben poco quieren mostrar en todas partes su saber.
Despreciar a otros que nos superan es el arte más vil de todos; pero uno de los más seguros para acreditarse entre espíritus plebeyos.