El ingenio es un don celestial bien inútil; lo que hace falta es razón, buen sentido, cordura y juicio.
Lleva tu cultura discretamente como llevas el reloj en el bolsillo, sin sacarlo a cada rato simplemente para demostrar que lo tienes. Si te preguntan qué hora es, dilo; pero no lo proclames continuamente sin que te lo pregunten, como hace el sereno.
Se olvidan a veces las injurias, pero el desprecio no se perdona jamás; nuestro orgullo lo conserva como recuerdo imborrable.
Si te propones mandar algún día con dignidad, debes saber hacerlo con diligencia; jamás dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.
No hay utilidad que nos haga más gratos ni que no traiga mayores beneficios que la de saber hablar bien.
Aquellos jóvenes ilusos que creen sobresalir entregándose a licencias impías o inmorales, brillan tan sólo por su corrupción, como la carne corrompida brilla en la oscuridad.