Para ir delante de los demás, se necesita ver más que ellos.
Los pícaros han puesto de moda el burlarse de los que se resisten a ser pícaros.
Los apasionados son los primogénitos del mundo.
Más joven se levanta cada mañana el hombre bueno.
La conservación de la propiedad, que se puede reponer, importa menos que la conservación o la creación del carácter, que ha de producir y mantener la propiedad.
Los grandes derechos no se compran con lágrimas sino con sangre.
Jamás sin dolor profundo produjo el hombre obras verdaderamente bellas.
La grandeza lastima a los que ni son grandes.
Trincheras de ideas valen mucho más que trincheras de piedra.
Hay un solo niño bello en el mundo, y cada madre lo tiene.
Para mí, la patria no será nunca triunfo, sino agonía y deber.