A nadie le va mal durante mucho tiempo sin que él mismo no tenga la culpa.
En la tormenta es cuando se conoce al buen piloto.
Siendo más desgraciados es como aprendemos a veces a serlo menos.
En cuanto sucede una desgracia, siempre hay un amigo que viene a contárnosla y a escarbar nuestro corazón con un puñal.
A veces, mejor que combatir o querer salir de una desgracia, es intentar ser feliz, dentro de ella, aceptándola.
El hombre que trabaja, jamás es desgraciado por completo.
No tenemos derecho a hacer desgraciados a aquellos a quienes no podemos hacer buenos.
La mayor desgracia es merecer la desgracia.
Todos tenemos suficiente fortaleza para soportar las desgracias ajenas.
No dejarse descorazonar, no sucumbir, cualquiera que sea la desgracia ocurrida: eso es vida.
Las almas grandes siempre están dispuestas a hacer una virtud de una desgracia.
Nos buscamos en la felicidad, pero nos encontramos en la desgracia.
Serás doblemente desgraciado, si no sabes sobrellevar tu desgracia.
Cuando llega la desgracia, nunca viene sola. Si no a batallones.
El hombre más desgraciado es el que no con más ardor desea la felicidad.
La desgracia raramente viene sola.
Hay personas a quienes no se les puede participar ninguna participen ellas otra semejante.
La desgracia de los hombres proviene de que disponen mal su precaución y su confianza.
Puesto que era tan desgraciado, debía ser un hombre muy sensible.
Quien un día fue feliz y luego cae en desgracia, tiene el corazón entregado a llorar la felicidad pasada.