La mayoría de los hombres son buenos sólo mientras tienen por buenos a los demás. No quieren dar, sino únicamente saldar una deuda.
Sólo una clase de crítica merecería respeto: la que dijera al poeta: esto has querido hacer, esto debías haber querido; y ahora, ¿qué relación hay entre lo que quisiste hacer y lo que has logrado?
Si se atrae una lucecita, síguela. ¿Qué te atrae al pantano? ¡Ya saldrás de él! Pero si no la sigues, toda tu vida te martirizarás pensando que acaso era tu estrella.
A menudo se echa en cara a la juventud el creer que el mundo comienza con ella. Cierto. Pero la vejez cree aun más a menudo que el mundo acaba con ella. ¿Qué es peor?
¿Tienes un enemigo? Eso quiere decir que no tienes ante ti un hombre del que debes hacer o tu amigo o tu esclavo.
Gran parte de las experiencias que he hecho sobre mí mismo las hice observando las particularidades de los demás.