Maldita ambición, ¡qué cara te compré!
El amor es la más noble flaqueza del espíritu.
Las puertas del infierno están abiertas noche y día: fácil es la caída y expedito el camino.
Los celos son la ictericia del alma.
Tened cuidado con la ira de un hombre sufrido.
La desgracia raramente viene sola.
El aspecto placer de un acto generoso es el mayor placer de un espíritu elevado.
El hogar debe ser el refugio sagrado de la vida.
Existe un placer para estar loco que tan sólo lo conocen los locos.
¿Qué puede, ¡oh, mortales!, darnos el nacimiento? La corriente no puede elevarse por encima de la fuente en que las aguas manan.
El perdón de las ofensas corresponde al ofendido, pero el que hace el mal no perdona nunca.