Por la obra se conoce al artesano.
El trabajo es el único capital no sujeto a quiebras.
El símbolo de la ingratitud no es la serpiente, sino el hombre.
Todos los cerebros del mundo son impotentes contra cualquier estupidez que esté de moda.
Las personas que no hacen ruido son peligrosas.
La necesidad es un doctor en estrategia.
A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo.
Todos se llaman amigos; pero es loco aquel que se fía. Nada es tan común como este nombre; nada tan difícil como la amistad misma.
Guárdate, mientras vivas, de juzgar a nadie por su apariencia.
De un magistrado ignorante, es la toga lo que se saluda.
La ausencia es tanto un remedio contra el odio como una protección contra el amor.
La ausencia es el peor de los males.
La desdicha es el vínculo más estrecho de los corazones.
La mayor desgracia es merecer la desgracia.
Porque es doble placer, burlar al burlador.
La vergüenza de confesar el primer error, hace cometer muchos otros.
No se debe decir no sin excusa poderosa; es palabra irrespetuosa que siempre desagrada.
La razón del más fuerte es siempre la mejor.
Nuestro enemigo es nuestro dueño.
No existe bien sin mal, ni placer sin inquietudes.