Los avaros guardan su tesoro como si efectivamente fuese suyo; pero temen servirse de él, como si perteneciera a los demás.
La belleza es el bien de otros.
El hombre más desgraciado es el que no con más ardor desea la felicidad.
No te apresures por llegar al fin de la carrera: deja que alguno te pase adelante, y caminarás más seguro con la experiencia de sus peligros.
Por la inquietud del hombre se conocen los deseos que tiene de ser feliz y dichoso.
La prudencia supera a las demás virtudes, en el mismo grado que la vista supera a todos los demás sentidos.