Los hombres, como las montañas, sólo se unen por la parte más baja; sus cimas se elevan solitarias al infinito.
A veces, mejor que combatir o querer salir de una desgracia, es intentar ser feliz, dentro de ella, aceptándola.
Nunca me he puesto al paso de un destino y él sabe su porvenir mejor que yo. Acaso nunca suceden acontecimientos inútiles.
El dolor es el principal alimento del amor, y todo lo que se alimente con un poco de dolor puro, muere.
Aparte del dolor físico, ¿existe otro dolor que nos pueda alcanzar, que no sea por nuestro pensamiento? Se sufre menos del dolor mismo que de la manera como se le acepta.
La esperanza es la mano misteriosa que nos acerca lo que deseamos y nos aleja de lo que ignoramos, que es todo.
Algo en nosotros nos dice que es preferible llorar en un mundo infinito que sentirse constantemente feliz en el mundo limitado.
Si pudiéramos salir de nosotros mismos y gustar la desdicha del héroe, cuántos de nosotros volverían sin pena a su felicidad estrecha.
Apenas el desgraciado se siente feliz, se hace digno de todos los males que antes no había merecido.