Terrible desgracia es no ser amado cuando se ama; pero mucho más terrible es ser amado apasionadamente cuando se ha dejado de amar.
Amar es entre todos los sentimientos del alma, el que más se parece a la eternidad, el que más nos acerca a ella.
Amarse antes de conocerse es, en verdad, sencillo. Lo difícil es amarse después, cuando los enamorados ya se conocen y se han descubierto y se van descubriendo más cada día.
Despertar al amanecer con el corazón al lado y dar gracias por tener un nuevo día para amar. Esto es amor.
El placer del amor consiste en amar, y se es más feliz por la pasión que se siente que por la que inspira.
No hay amor sereno. Si lo hubiese, tampoco escaparía a su final tragedia que es la separación de los amantes: «por muerte, por ausencia, por cambio de costumbres».
El amor verdadero es el fruto maduro de la vida. A los dieciocho años no se le conoce, se le imagina.