El verdadero amor es la fruta madura de toda la vida.
El amor verdadero es el fruto maduro de la vida. A los dieciocho años no se le conoce, se le imagina.
Un solo ser nos falta, y todo está despoblado.
La casualidad nos da casi siempre lo que nunca se nos hubiera ocurrido pedir.
El primer surco abierto en la tierra por el hombre salvaje, fue el primer acto de su civilización.
Un solo deseo basta para poblar todo un mundo.
Lo que llamamos nuestros días más bellos no son sino un brillante relámpago en medio de una noche de tempestades.
Dios no es más que una palabra soñada para explicar el mundo.
La emoción es la convicción de las masas.
No hay peores tiranos que los ex esclavos, ni hombres más soberbios que los salidos de la nada.
La guerra no es más que un asesinato en masa, y el asesinato no es un progreso.
El ideal no es más que la verdad a distancia.
Allí donde esté el corazón de la juventud, allí está el espíritu del porvenir.
Nuestro crimen es ser hombres, juzgar y querer conocer.
Una lágrima dice más que cualquier palabra. La lágrima tiene un gran valor: es la hermana de la sonrisa.
El que sabe enternecer, lo sabe todo: hay más genio en una lágrima que en todos los museos y todas las bibliotecas del mundo.
¡Maravilloso poder el del libro cuya lectura es un acontecimiento en la vida de un corazón!
¡Todo el que sabe llorar, sabe el camino del cielo!
La nobleza está abolida de hecho, pero no pueden abolirse los recuerdos ni las vanidades.
En su propio lugar todo está bien, todo es bueno, todo es grande.
