No hay nada demasiado fuerte que el amor y la muerte. El amor es como el agua: si no hay algo que lo agite, se pudre.
Quien, aunque fuera una sola vez en su vida, amó y fue amado de verdad, no debe maldecir demasiado al destino, por miserable que haya sido después su vida.
Al que ingrato me deja, busco amante; / al que amante me sigue, dejo ingrata; / constante adoro a quien me maltrata, / maltrato a quien mi amor busca constante.