Los hombres grandes y Buenos no mueren ni aun en este mundo. Embalsamados en libros, sus espíritus perduran. El libro es una voz viviente. Es una inteligencia que nos habla y que escuchemos.
Conviene que todo hombre se ocupe en algo y que su ocupación sea tan honrosa como su índole lo consienta, para que al morir le alabe la conciencia por haber obrado bien.
La vida tiene su lado sombrío y su lado brillante; de nosotros depende elegir el que más nos plazca.
La sinceridad es el cimiento de toda excelencia personal; se exhibe en la conducta y brilla en cada palabra y en cada hecho.