¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicarlo a quien me lo pide, no lo sé.
Dejad el cuidado al tiempo, que es el gran maestro de dar y hallar remedio a los casos desesperados.
El tiempo es como un río, formado por los hechos, que adquiere violenta corriente. Apenas se advierte uno, cuando otro ocupa su lugar, para dejar enseguida paso al que le sigue.
Pasan veinte años: vuelve él, y al verse exclaman él y ella: ¡Santo Dios! ¿Y éste es aquél? ¡Dios mío! ¿Y ésta es aquélla?
Si afinamos el oído, podemos percibir la caída de nuestros instantes en la nada, como recipiente que se vacía gota a gota.
La vida es una ilustración de la ve rdad que encierra el proverbio, según el cual los que tienen más cosas que hacer y sienten más deseos de trabajar tienen más tiempo a su disposición.
No hay cosa en el mundo, por grave que parezca, que el tiempo y natural olvido de los hombres no logren remediar.