Yo no vacilo en leer los bueno libros en traducciones. Lo que cualquier libro tiene de verdaderamente excelente es siempre traducible.
El hombre es la voluntad, y la mujer, el sentimiento. En esta nave de la humanidad, la voluntad es el timón, y el sentimiento, las velas; cuando una mujer pretende dirigir, el timón es tan sólo una vela enmascarada.
No hay idea en la mente que no tiene a convertirse en poder y que no organice los medios para su realización.
No tiene que elegir las palabras quien ve claramente la verdad. Ésta le proporciona las mejores palabras.