Recibimos todo lo que poseemos, nuestra personalidad y el destino de nuestra vida; de una potencia más fuerte que nosotros y sobre la cual no tenemos poder alguno.
La personalidad del sabio se halla ausente en su obra; el sello que el artista imprime a su obra es lo que hace de ella una obra de arte.
El sentido moral, el estético y el místico desempeñan un papel muy importante en la construcción de la personalidad.
Si amas realmente, despójate de tu personalidad a favor del propio objeto amado; porque desde el momento en que piensas establecer diferencia entre los dos, le eres infiel.
Una personalidad es algo muy misterioso. Un hombre no siempre puede ser estimado por lo que hace. Puede observar la ley y, sin embargo, carecer de valor. Puede infringir la ley y sin embargo, ser grande.
Cada cual tiene en su manera de ser algo que al manifestarse públicamente ha de engendrar descontento.