La ciencia es un mueble magnífico para el segundo piso, si se pone el sentido común en la planta baja.
No hay filosofía que excuse la falta de sentido común, y llegará a ser mal sabio quien comience por ser insensato.
La ciencia no es más que el sentido común entrenado y organizado, y sólo difieren de este último en lo que difiere un veterano de un nuevo recluta.