Mi pesimismo no es sino una variedad del optimismo.
No he visto en el mundo sino comidas sin digestiones, cenas sin placeres, conversaciones sin confianza, relaciones sin amistad y amancebamientos sin amores.
La vida humana no es más que un tejido de dolor y de aburrimiento: no se descansa de uno de estos sufrimientos sino cayendo en otro.
El pesimismo no consiste en estar cansado del mal, sino en estar cansado del bien.
Pesimista es un hombre que piensa que todas las mujeres son malas.Y optimista es el que espera que sea cierto.
La tristeza es un don del cielo; el pesimismo es una enfermedad del espíritu.
¿Puede recordar alguien aquellos tiempos en que no existían dificultades ni escaseaba el dinero?
Las clasificaciones de los hombres pueden ser numerosas; sin embargo, hay una sencilla e importante: algunos nacen con un sí; otros con un no.
Nos empeñamos en crear males imaginarios, sabiendo que hemos de tropezar con tantos de verdad.
Naturalmente sería ingenuo pensar que los hombres no pueden estar nunca a gusto con su suerte; siempre el mundo se dividirá entre una porción de optimistas y otra de pesimistas.
Los pesimistas achican y entristecen la vida, pero no la comprenden.
